jueves, enero 17, 2008

Títulos a la carta

El anuncio apareció estos días en la sección de avisos clasificados de Diario El Mercurio. Al llamar al teléfono 084057005 contestó un hombre. Con voz vacilante me indicó que otorgaban cualquier título profesional en treinta días, "menos de abogado y de doctor".

El costo del cartón es de mil ochocientos dólares, al que hay que sumarle doscientos más para el trámite ante el CONESUP. Total: dos mil dólares para que usted obtenga su rótulo de ingeniero, arquitecto, licenciado o astronauta.

La audacia del estafador llega al colmo cuando exige tres requisitos para ser beneficiario del cartón profesional: cédula, certificado de votación y título de bachllerato. Punto. Nada más.

La diligencia empieza con el viaje a Quito. Y cuando el incauto se encuentre en la capital, debe llamar al celular para ubicar al tramitador, entregarle los documentos y los primeros cuatrocientos dólares "para empezar el papeleo".

He visto anuncios como "vendo tesis de grado" o trabajos completos en "El Rincón del Vago", pero esto llega al colmo de la audacia. Lo peor de esta historia es que aquí no pasará nada más allá de haber embaucado a unos cuantos ingenuos.

martes, enero 15, 2008

Si Correa no me insultara

Durante un año nos ha dado como verdugo. No ha ofrecido tregua. Lo que más me ha contrariado han sido sus generalizaciones contra los de mi profesión. También ha provocado la ofensa verbal y física de aprendices y acólitos.

Con su actitud ha quitado a muchos de mis colegas el áurea de sagrados seres superiores que equivocadamente han creído tener. Pero, en su cruzada nos ha arrastrado a todos al mismo charco. Y eso, creo que no me merezco.

No creo que al presidente le agrade que le comparen con economistas como Dahik o ex-mandatarios como Bucaram. Sin embargo, él no ha tenido comedimiento alguno para crucificar a todos los periodistas, mandarnos a la casa del mástil de la nave, calificarnos como nos ha calificado. Y todo esto sin discriminación. Para él, los periodistas somos mediocres, bestias salvajes, corruptos, porquería y más insultos.

Pero de todo este guión de desprestigio, intolerancia y prepotencia; me permito sacar algo positivo: los insultos del presidente me han vuelto más exigente con mi profesión y más comprensivo con los oyentes que lo apoyan.