Hay que sumarle otro elemento que nos divide. Es el racismo. Y por más que el ciudadano común diga lo contrario, los ecuatorianos somos prejuiciosos en este tema, por decir lo menos. Lo que menos queremos es parecernos o que nos identifiquen con indígenas y negros.
Viendo así las cosas, por nuestra diversidad y disimilitudes nos pareceríamos a la situación de los Balcanes al estilo latinoamericano. Pero no es así. Hay factores que nos hermanan. Lo acabamos de vivir este fin de semana con ocasión del partido de fútbol Ecuador-Argentina por la clasificación al Campeonato Mundial Alemania 2006.A mediados de la semana anterior, fuimos entrevistados por CIMA una institución que pregunta lo que significa ser ecuatoriano, trata de descubrir sus flaquezas, sus virtudes, lo que nos une y nos separa. También estuvieron en este encuentro representantes de la agencia de publicidad McAnn Erickson y de Coca Cola Inc. Muchas de las respuestas se pueden obtener de lo que ocurrió la tarde de este sábado 4 de junio de 2005 en el estadio quiteño.
Los goles de Christian Lara y Agustín Delgado, las corridas y los centros de Ulises de
“Ecuador siempre primero, primero en mi corazón…” , la canción que se machaca en todos los medios ampara la celebración que se esparce por las calles del país.