
Jefferson dijo estar doblemente molesto. Aunque no quiso, pese a mi insistencia, referirse públicamente a la babosada del ministro de Deportes, Raúl Carrión, al hablar con descomedimiento del tricampeón mundial y Hombre Ilustre de Cuenca como “el señor sigue protestando por la eliminación del 5% del ICE... háganle saber al señor que sus pronunciamientos son estériles”.
Jeff me dijo que está dolido con el ministro. Pero, también está afligido porque ha pasado una semana de aquellas despreciables declaraciones de quien se cree “uno de los dueños del circo” del poder y ninguna autoridad ha reaccionado. “Para entregarme la presea de Ciudadano Más Ilustre de Cuenca estuvieron todos los representantes del Azuay, pero hasta ahora nadie se ha pronunciado”, se quejó.
En otras palabras, a menos de cinco meses de su participación en sus últimas olimpiadas en Beijing, el actual campéon mundial de los 20 kilómetros de la marcha, ha perdido la paz necesaria para afrontar semejante reto.
El ministro que dice que le ordena lo que debe hacer el presidente Correa le ha quitado ese cien por cien de concentración que esta hora demanda.La jerarquía, humildad y nobleza de Jeff son tan grandes que no le debería preocupar esta falta de respeto de quien no se merece ni siquiera una respuesta del campeón.
Los vanidosos y prepotentes son como los globos, mientras más suben más pequeños se ven.