
A pocas horas de las elecciones, nos permitimos realizar los siguientes apuntes acerca de la campaña en Azuay:
Para ser una primera vez en el sistema de publicitar las candidaturas, con el gasto de 10 millones de dólares de dineros del pueblo, las Franjas Publicitarias han sido un estrepitoso fracaso.
La difusión por radio, televisión, prensa y vallas logró homogenizar a todos los movimientos nuevos, entre los que hay buenos candidatos, nadie lo duda, pero a los que les mezclaron con adefesios en los que su atrevimiento e ignorancia es inversamente proporcional a su preparación académica.
Entonces, hemos asistido a la transmisión de un rosario –más gráficamente suena “chorizo”- de spots; casi todos, más o menos, bajo el mismo esquema: locutor presentador, ofertas del aspirante y locutor invitando a votar por la lista. La creatividad y la imaginación estuvieron ausentes o muy lejanas.
Así, se le hará sobrehumano al elector ubicar a aquel nuevo candidato con su nuevo movimiento, al momento de ponerse al frente de la voluminosa papeleta y votar. Hay que sumarle a esto las decenas de fotos que complicarán más el asunto.
Al final, los únicos favorecidos serán los candidatos gobiernistas, es decir, los anfitriones de la celebración que, sin vergüenza en la cara, han exprimido y usufructado de todo el armazón de la administración pública.
Siendo, como es, una elección de enorme importancia para nuestro futuro, el desinterés del elector ha sido patético por esta votación. Muchos, la mayoría, se siguen preguntando por el mecanismo de votación. No saben por cuántos se puede votar ni cuántas papeletas les entregarán en la junta. Una apatía indolente que también le favorece a la lista gobiernista y a los partidos tradicionales y castiga a los nuevos movimientos.