martes, septiembre 04, 2007

Homónimos

Si usted se llama Carlos Andrade, Jorge Vélez, Fernando López, Guillermo Ochoa o Jorge Andrés Piedra tiene un serio problema judicial, si aún no lo sabía.

Estos nombres y centenares más se suman cada día a la base de datos de la policía ecuatoriana con solicitudes de arraigo o, peor aún, órdenes de prisión emitidas por algún juez de los muchos que hay en el país.

Una de las noticias más desagradables que le puedan dar a uno es que, justo antes de viajar fuera del Ecuador, le digan que no puede por orden de un juzgado. Casi siempre los afectados son los homónimos que, con la inocencia que los pinta se presentan ante los filtros de migración, justo antes de abordar un vuelo internacional. Quedan helados y se les derrumban todos sus proyectos.

“Tiene orden de prisión emitida por el juez primero de lo penal de Zamora” le dijeron a mi hijo Jorge Andrés cuando tramitaba el permiso de salida, a pocas horas de tomar el avión. Ese escaso tiempo sirvió para tramitar la aclaración correspondiente que conlleva el inesperado traslado hasta el juzgado acusador, buscar al Jefe de la Policía de Migración de Zamora Chinchipe que solicite la aclaración de que se trata de un homónimo; esperar que el juez revise y emita una aclaración y, por fin, con el salvoconducto en las manos, regresar con rapidez para obtener el permiso policial. En este caso, el juez solo había proporcionado a la policía los dos nombres y un apellido del requerido, pese a conocer el segundo apellido.

En otros casos es peor. Hace unos años, me tocó tramitar ese permiso en Cuenca para salvar a un homónimo manabita de un tal Carlos Andrade (solo un nombre y un apellido) que tenía orden de prisión en el juzgado del Dr. Guillermo Neira, quien me contó que no tenía más datos del requerido que solo su nombre y apellido. Nada más.

En el caso de Guillermo Ochoa, tiene orden de prisión en Huaquillas; a Fernando López lo requieren en Manabí y, a Jorge Vélez en Guayaquil. Casi siempre con un nombre y un apellido. Y así, hay centenares más.

Frente a los escasos datos que los jueces tienen de los requeridos, deberían indicar otros rasgos peculiares de estos como la edad, por ejemplo. Y si conocen todos sus detalles, como el caso de Zamora, deben entregarlos a la policía.

Cosas que solo pasan en Ecuador. Por eso, para no tener estos apuros con los homónimos, es mejor llamarse Guerman como mi hermano o Guifor com o nuestro compañero del periodismo deportivo; o cambiarse de nombre como don Ganzo Peña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es un tremendo descuido de los juzgados ya que perjudican a miles de personas inocentes que como único pecado tienen alguno de los dos nombres o apellidos de las personas con orden de detención.

¿Qué tal si usted va a viajar y dos días antes, mientras tramita su salida del país, le dicen que tiene restringido este derecho por un homónimo que cometió un delito en galápagos?