Escribo estos apuntes mientras fluye por mis audífonos “Ahí Vamos”, la nueva creación de Gustavo Cerati. Placentera mañana de domingo, después de una aburrida carrera de Fórmula Uno, (ganó Schumacher en los pits).
En la radio cuentan que no ha pasado mayor cosa. Las primeras planas de los periódicos no coinciden. En la tele se mezclan marchitos cartoons con exageradas ventas de inservibles. Son signos inequívocos de que el día está para descansar a pierna suelta.
Subo el volumen de “Adiós”. Es, sin duda, la mejor canción del cd. Un melodioso mid-tempo y una lírica virtuosa: “Separarse de la especie por algo superior no es soberbia, es amor. Poder decir adiós… es crecer”, suena a despedida. Ojalá que no. Al menos hasta después de la gira, que espero pise Ecuador. Aunque la salud del exSoda no anda bien. Una tromboflebitis le envió a finales de abril a la clínica, obligándole a recalendarizar su expedición por América.
“Ahí Vamos” es el disco más parecido a Soda Stereo o a “Amor Amarillo”. Basta recordar el introspectivo “Bocanada”, el electrónico “Siempre Es Hoy”, sus maquetas sinfónicas o las bandas sonoras de películas.
Para los que no lo sabían, Cerati estuvo en Cuenca en 1987 para presentarse en el Coliseo Mayor con Zeta Bossio y Charly Alberti, Eran Soda Stereo, una nueva banda argentina que conquistó la Quinta Vergara de Chile tres meses antes. Llegaron una fría mañana de mayo, por tierra, desde Guayaquil. Los trajo el exfutbolista Angel Liciardi. Si, el mejor jugador que ha tenido el Deportivo Cuenca, transformado en empresario de espectáculos.
Todo parecía listo para escucharles. Tras la presentación de los teloneros, llegó un anuncio por los parlantes: se cancelaba el concierto por fallas técnicas en los equipos de sonorización. Luego nos enteramos que fue una mentira, porque, en realidad, no hubo suficiente público. Los organizadores prefirieron devolver el valor de las entradas y asumir otros gastos, a que los Soda se presenten. En ese tiempo no existía aún la Ley de Defensa del Consumidor. Tampoco hubo autoridad que obligara al empresario a cumplir el contrato y, sobre todo, a respetar a los mil asistentes. Fue una de las grandes frustraciones de los rockeros cuencanos.
La frase que titula esta nota no es mía. Es de un fan del grupo argentino en la web de la revista Rolling Stone, que resume su afectividad al haber escuchado la nueva producción del ex-frontman de Soda Stereo, en donde retorna a sus inicios, esos del famoso trío del barrio de Núñez, Buenos Aires.
“La Excepción” es uno de los cortes más parecidos a los primeros discos. Tiene fuerza, guitarras muy a lo “Canción Animal” y un ritmo parecido a “Prófugos”. “Hoy hagamos la excepción de romper las reglas, de estirar la cuerda”, canta en el tema que más nostalgia provocará a los fans de la primera etapa de Soda.
Para ocasiones más relajantes son recomendables “Otra Piel”, “Me Quedo Aquí” o “Crimen”, el portaestandarte del cd que suena un poco a Coldplay. En fin, “Ahí Vamos” es uno de los mejores discos del año. Como para comprar el original, no el pirata. Más que merecido.
Ahora bien, crucemos los dedos para que se presente en Cuenca. Cerati dijo en 1987, tras la cancelación, que sentía una deuda con esta ciudad. Esperamos que no lo haya olvidado, aunque, en los tiempos actuales, es difícil que los empresarios lo traigan, por la enorme porción de impuestos que hay que pagar. Pero, ese es otro tema. Porque hoy y desde hace 19 años, “por mis venas corre Soda y mi corazón late en Stereo”.
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