domingo, octubre 22, 2006

Ingenuidad patética

Siete días después de las elecciones y con el panorama más claro, los resultados de la comicios seccionales dejan importantes lecciones a sus actores.

Como antecedente, los días anteriores, nuestro comentario por la radio fue el de denunciar al voto en plancha como un acto perverso e inmoral de los tradicionales partidos para sacar la mayor tajada posible en la distribución de los escaños. En la realidad al votar en plancha elegimos a algunos desconocidos o, en definitiva, a los que no hubiésemos deseado. Escoger a nuestros representantes y que los más votados vayan a la legislatura, al gobierno provincial o a los municipios y no esperar la aplicación de una fórmula matemática que pocos la entienden puede ser la salida a este sistema del "planchazo".

Si aplicaramos aquello, Felipe Vega y Guadalupe Larriva estarían en el próximo período legislativo representándonos; o, Juan Cordero, Miguel Moscoso o Hugo Barrera irían al concejo cantonal de Cuenca; lo cual suena más lógico.

Mientras tanto, los beneficiados del voto en plancha tienen su propia y casi inobjetable explicación. Oswaldo Flores (PRIAN) y Fernando Aguirre (PSP) nos dijeron que sus partidos simplemente cumplieron las reglas del juego: hacer campaña por el número de lista que representaban, antes que promocionar candidaturas personales. Ahí está su éxito y ahí están los resultados.

El derecho al pataleo de quienes pierden las competencias es algo natural cuando hay algo, aunque sea mínimo, en qué sustentarse. Por eso, aquello del fraude no cuaja y, si alguien metió la mano en las urnas, habrá sido en muy contados casos puntuales. Basta ver que no hay aún una denuncia con pruebas de un engaño masivo.

Los perdedores: del silencio a la ingenuidad

La derrota de Izquierda Democrática ganadora con autoridad en Azuay en las tres anteriores contiendas, al punto de que Carlos González será su único legislador y que llega en un mediocre cuarto puesto (quinto en la votación nominal), ha tenido como respuesta el más absoluto silencio. El dueño del partido en la provincia viajó a Quito y no ha concedido entrevistas. El director a dedo de la 12 tampoco ofrece explicaciones, si es que las hay. Silencio, mucho silencio, parecido al de un velorio. Solo un boletín de prensa, enviado desde el Congreso Nacional, para informar que van a retirar la publicidad visual que tanto nos contaminó.

El otro gran derrotado es el Movimiento Ciudadanos Nuevo País, que a estas alturas no es otra cosa que el partido de un caudillo o la tribu pintoresca de un cacique al estilo de Jorge Montero en Loja o el desaparecido Chicho Centanaro en Milagro.

El día del cierre de campaña pasó frente a la alcaldía de Cuenca la caravana del ex-alcalde bajo el grito de "ya regresamos" -el dolor de la derrota de 2004 latía y late todavía-. En sus predicciones más austeras estaban tres diputados, tres concejales y dos consejeros. La misma noche del domingo, Fernando Cordero en una radio decía que, de acuerdo a los primeros datos recogidos por sus seguidores, ratificaba dos diputados y con las mejores posibilidades de obtener tres, "de lo contrario hay fraude", sentenció.

Para el martes con calculadora en mano, la realidad solo les daba una diputación -él precisamente- y nada más. Ni un concejal en ningún cantón azuayo y ni un consejero provincial. Solo él y nadie más que él. Los terribles errores de campaña le pasaron la factura. ¿Por qué hizo campaña contra el voto en plancha si esa era la única forma en la que los candidatos de su lista podían ganar? O acaso, ¿eso era lo que precisamente él quería? Dentro de su tienda nadie puede hacerle sombra. ¿Por qué María Caridad Vásquez, teniendo una buena imagen en la ciudadanía, no fue promocionada en la publicidad radial y televisiva, tanto es así que se enfocó solo en "el Corcho"?

Falta más, hace dos años como candidato a alcalde obtuvó 55 mil votos en Cuenca. Ahora sumando sus votos personales y sus despreciados "planchazos" no llega a esa cifra en toda la provincia. Además, los votos nulos y blancos le duplican.

Al escuchar la explicación de su derrota acusando al "voto en plancha que impuso la partidocracia", puedo entender que eso lo diga algún debutante en las elecciones, pero no quien tiene a la política como su forma de vida y que enfrentó su sexta campaña consecutiva, tratándo de aparecer como el ingenuo sorprendido por lo que los diputados decidieron hace más de medio año. Patético.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen Presidente de Ecuador en el siglo XIX: El Dr. Luis Cordero.