Su cálida voz y sus melodiosas canciones han acompañado a los cuencanos veinteañeros de los setentas y ochentas. En ese tiempo, igual que ahora, había música buena y música desechable. Y la de Cat Stevens encaja en la primera.
Casi tres décadas después, uno no se cansa de oir “Father And Son”, “Oh Very Young” o “Peace Train” por nombrar, casi al azar, tres de sus portaestandartes.
Entonces, la música se escuchaba en equipos de música –radiolas-. Los formatos eran el vinilo y el casete. Luego llegó el walkman –el i-pod de esos tiempos- y los equipos de música para los vehículos, todo un lujo, porque pocos eran los que tenían carro y menos aún los que los equipaban con buen sonido.
Reunirse una soleada tarde de sábado o una fría noche de fogata con amigos alrededor de una camioneta con las puertas abiertas y escuchar la colección de grandes éxitos del británico fue una costumbre de esos tiempos.
La canción más frecuentada era “Wild World”, a más de las arriba mencionadas. Su música era balsámica. Apaciguaba al rockero más radical y ejercía un poder hipnotizante y seductor con las chicas.
A inicios de los ochentas Cat Stevens fijó sus metas espirituales y decidió convertirse al islamismo, después de un accidente en la playa de Malibú, California –casí se ahoga-. Con el Corán bajo el brazo, adoptó el nombre de Yusuf Islam y le dijo hasta luego a la música occidental.
A los que nos gustan sus melodías, los siguientes años nos tocó rescatar desde sus primeras grabaciones hasta “Back To Earth”, pasando por la poco digerible “Numbers” y la latinizada “Izitso”. Así descubrimos maravillosas canciones como “Moonshadow”, “How Can I Tell You” o “Last Love Songs”.
En 2004 se editó “Musikat”, un dvd que recoge un concierto de 1976 en Estados Unidos, videoclips, entrevistas y otros extras. El video se puede conseguir sin mayor esfuerzo a $1,50 la copia pirateada. A través de la popular página de You Tube también se pueden ver algunas de sus perfomances.
A finales de 2006, Yusuf decidió volver a ser Cat Stevens y lanzó el cd “An Other Cup”, en el que si bien no se aleja de la onda mística, nos entrega diez nuevas composiciones y el admirable cover de “Don’ Let Me Be Misunderstood” de Nina Simone, pero más conocido por la ejecución de los Animals y Santa Esperalda; cuya letra aprovecha para explicar a los que todavía no entienden su mutación intelectual.
¿Cómo suena Cat Stevens, perdón, Yusuf, 28 años después? Su voz sigue siendo muy afectuosa y un poco más grave. Sus canciones son igual de minimalistas, originales y gustan a la primera escucha. Las letras, si bien no se alejan de Alá, tampoco deben afectar a quien tenga la mente abierta.
Para los nostálgicos del romanticismo de aquel muchacho que vivía a una cuadra del Picadilly Circus de Londres, hijo de un griego ortodoxo y de una sueca metodista, educado en un colegio católico, hippie buena onda, que ha vivido en Jamaica, Brasil y en medio mundo musulmán; les recomendamos dos canciones “Greenfields, Golden Sands” y “Maybe There’s A World”.
Algunos pensarán que vuelve por el dinero. Él ha dejado en claro al indicar que fue su hijo el que le instó al entregarle de nuevo una guitarra. Además, con los sesenta millones de discos vendidos, plata no le faltará al nómada –gato al fin- de la voz aterciopelada.
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