
Una especie de penitencia vivimos los habitantes del austro ecuatoriano cuando debemos viajar por tierra. Y es que los australes nos jugamos la vida porque, o nos toca una angosta y serpenteada trocha con precipicios que hacen encomendarnos a Dios y contener la respiración; o, sorteamos a cinco kilómetros por hora, en medio de una cegada neblina, los miles de baches, durante horas y horas; o, delincuentes nos asaltan en medio de vía; o, en el peor de los casos, todas las calamidades a la vez.
Días atrás, la Cámara de la Construcción de Cuenca había criticado las ofertas en palabra y las buenas intenciones en papel, que dejó el gobierno, para salir del apuro, en plena celebración de los 450 años de fundación española de Cuenca.
En la realidad, las obras inmediatas a realizarse este año serán el tramo Chicti-Sevilla de Oro en la vía Paute-Méndez y el desvío de Nulti en la Cuenca-Azogues. Ambas labores estaban presupuestadas desde el año anterior. Y por ahora, pare de contar.
¿Y todas las demás carreteras?
Cuenca-Molleturo-Puerto Inca: Tiene tramos destruidos, en especial desde Molleturo hacia la costa. Además el invierno intenso ha acelerado su deterioro. Los estudios para su nueva traza y reconstrucción serán contratados en este año. En otras palabras, esta vía clave para los azuayos, está verde todavía.
Cuenca-Pasaje: La reconstrucción del tramo entre Narancay y Lentag se ha tardado por los incumplimientos de cancelación de facturas y hoy está abandonada. El otro tramo, Lentag-San Francisco, está en lista de espera. Además, se deben cinco millones de dólares a los contratistas y su reconstrucción cuesta quince millones. Hasta ahora, estamos ya en mayo, no pasa nada, todo sigue igual o peor.
Cuenca-Loja: El tramo Cumbe-La Jarata es un desastre completo. La foto publicada en El Mercurio del sábado 5 de mayo lo dice todo. La empresa privada Caminos, cuencana para más señas, le ha quedado pésimo a su provincia. Caso igual sucede con el tramo La Jarata-Oña a cargo de Concretos y Prefabricados. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) propone un arreglo con las constructoras incumplidas para luego entregarle estos tramos al Cuerpo de Ingenieros del Ejército. O sea, un cuento de nunca acabar.
Cuenca-Azogues-Cochancay: La vía rápida Cuenca-Azogues tiene financiado el crítico paso por Nulti, pero va tan lento que da la idea que será la única obra del MOP en esta carretera. Hay atrasos en pagos por seis millones de dólares y faltan nueve millones más para su terminación. Asimismo, los derrumbes constantes y abandonados, hundimientos, baches y falta de señalización a lo largo de este tramo de alta velocidad, nos dicen todo. De otro lado, está pendiente la reconstrucción del tramo Zhud-Cochancay. El consejero provincial Marcelo Sánchez ha cuestionado los compromisos verbales que, por ahora, han resultado ser palabras que se las lleva el viento. El lobby está enterito en Quito.
Las vías al oriente siguen siendo una vergüenza y un mito para los ecuatorianos. Y ni hablemos de las carreteras secundarias. El anillo vial, reparado al apuro en los tiempos de La Josefina, casi ha desaparecido, llegando a la desvergüenza de adjudicarse mutuas responsabilidades el MOP y el Gobierno Provincial del Azuay.
Quejarse de la vialidad en el austro ecuatoriano ha llegado al colmo del agotamiento. Escuchar las lamentaciones es como oír llover. Cambiar los resortes, amortiguadores, frenos y más repuestos es parte del trance de viajar por nuestras carreteras.
Es la misma historia de siempre. Pasan los gobiernos. Pasan los ministros cuencanos. Pasan nuestras autoridades. El abandono y destrucción de las carreteras permanecen por décadas. El maleficio de una vialidad se reduce a, más o menos esto: mientras el tramo 1 está en aceptables condiciones; el tramo 2 está destrozado en proceso de contratación, o sea, en veremos; y, el tramo 3 lo están reparando lentamente y con retrasos en los pagos o con el irresponsable incumplimiento de las empresas contratistas.
¿Hasta cuándo?