lunes, diciembre 11, 2006

Pulse, una maravilla sónica

Siempre he creído que la música se hizo solo para escucharla y que el video es una prebenda para los mediocres y las poderosas discográficas que piensan más en cajas registradoras que en talento.

Así, hemos visto excelentes piezas de tres o cuatro minutos en video como “Weapon Of Choice” con el actor Christopher Walken bailando y volando en el vestíbulo de un hotel, pero, seamos sinceros, la música no se compadece con lo visual.

Pocas, muy pocas veces, el video se adapta a lo que el músico lo expresa para los oídos, como por ejemplo el “Bohemian Rhapsody” de Queen. De ahí que, tomando las palabras de Charly García, la música se hizo para escucharla, no para observarla.

Una cosa es que a uno le den viendo, con los ojos de los mismos músicos, productores, camarógrafos y cineastas al fin; y, otra es que la música que se filtra por nuestros oídos nos haga imaginar y soñar. Sentirla y disfrutarla, en definitiva, a nuestro modo.

Y si hablamos de Pink Floyd, más aún. A no ser que un monstruo como Alan Parker toque nuevamente la varita mágica y adapte una obra conceptual como “The Wall” al cine, qué podríamos esperar al oír, por ejemplo, todo el álbum “Animals”, mi disco engreído de su legado. Creo imposible que un video pueda incrementar las sublimes sensaciones que provocan “Pigs (Three Diferent Ones)” “Dogs” o “Sheep” justo antes de dormir, al reposar mi cabeza sobre la almohada, oración de por medio, e introducirme plácidamente en el sueño con la perspectiva del nuevo día que se estrenará en unas cinco o seis horas más.

Por eso, cuando hace pocos días, cayó en mis manos el dvd de “Pulse”, que ya lo había visto en vhs hace algunos años, me dije: Okay, lo llevo para saber cómo suena en calidad 5.1 (sonido envolvente). Pagué los 19,99 dólares en el almacén del Mall del Río, sabiendo que lo podía conseguir por solo 1,50 de cualquiera de esos vendedores que llevan parche en uno de sus ojos. Aunque también pensé que, el hecho de sacar el dvd de un concierto de hace doce años, me sonaba más al penúltimo acto de merchandising de la máquinaria facturadora pinkfloydiana.

Pero, gracias a Dios, me equivoqué. “Pulse” es, de largo, el mejor dvd musical de este año. Por varias razones:

1) El sonido. Había leído una advertencia que señalaba que para oírlo mejor en 5.1, no debía ser procesado. Así lo hice. Le puse el estándar técnico de fábrica al equipo, sin nada más adicional. Eso sí, a todo decibelio. Resultado: una de los mejores resonancias que haya escuchado hasta ahora. El sonido envolvente lo ubica a uno en medio del Earls Court Exhibition Centre de Londres, donde tocaron catorce veces seguidas allá en 1994 para traer al mundo “Pulse”. Es de anotar que el encargado de ponerlo en 5.1 fue James Guthrie, el virtuoso productor de la banda.


2) Lo visual. Dejando en claro que una cosa, es el video clip y otra el espectáculo visual del concierto; el despliegue de lásers, luces y sistemas de proyección ante el fastuoso escenario: un enorme arco que aloja una pantalla de video. Es tan grande esa atmósfera que a David Gilmour, Richard Wright, Nick Mason y los demás se los ve diminutos en la perspectiva general. Además, la sincronización del director de cámaras para ubicar esa toma en el momento preciso es digna de destacar.


3) Los extras: En los dvds clonados, generalmente los extras son eliminados por razones de espacio en el disco. Aparte de eso, “Pulse” trae varias novedades en sus dos discos, aparte de las dos horas y media del concierto. Hay videos captados por aficionados, video clips de un par de canciones y de los cortes presentados en concierto para verlos por separado. Además hay información gráfica acerca del itinerario de la gira, decenas de fotos y la construcción del escenario. Súmele a esto un video de la inducción de Pink Floyd al Salón de la Fama del Rock en 1996, en donde tocan en acústico “Wish You Were Here” con Billy Corgan de Smashing Pumpkins como invitado especial. Hay más todavía: ocho páginas de fotos e información a cargo del famoso diseñador de carátulas Storm Thorgerson.

Por todo esto, mi recomendación final: “Pulse” es satisfacción garantizada, pese a que ahí falta el genio de Roger Waters, imprescindible como el desaparecido "diamante loco" Syd Barrett a la hora de hablar de uno de los mejores grupos de la historia del rock.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un gusto leer su blog nuevamente George, y que mejor que empezar comentando que, pues gracias a la banda ancha y los dvds de doble capa dispongo de dicho concierto Pulse, que viene en 2 dvds, totalmente de acuerdo en su comentario acerca del mismo, un excelente material, tanto para oir como para ver.
Saludos desde Chile
Paúl