domingo, abril 01, 2007

¿Simples coincidencias?

Es el comentario que copa la atención de los cuencanos en charlas, pasillos, cafés, restaurantes, reuniones sociales o de trabajo en estos días. No es precisamente acerca de la crisis jurídico-política del país. Tampoco se trata de la Semana Santa que viene o de la celebración de los 450 años de fundación de Cuenca. Es el escandaloso intercambio de favores ocurrido en la empresa Hidropaute.

El colega universitario, el pariente cercano, el amigo, el alumno o el oyente que nos llama al teléfono o envía sus mensajes por celular, correo electrónico o fax coinciden en condenar el presunto tráfico de influencias, del que el ministro de Energía y Minas, Alberto Acosta, no pudo rebatir cuando vino a la ciudad.

Bajo la desgastada figura de la denuncia, el diputado Carlos González lanzó al país, el viernes 23 de marzo, la acusación de “irregularidades en seguros de Hidropaute”. El plan se puso en marcha. Los siguientes días vinieron las aclaraciones de los aludidos justificando sus procedimientos. Pasaron por los micrófonos de la radio el Presidente Ejecutivo de la empresa René Morales y el ex-presidente del directorio Paúl Carrasco.

Todo se perfeccionó cuando el mismo ministro Acosta, la tarde del jueves 29 de marzo, anunció el nombramiento de Esteban Albornoz, primo hermano del diputado como nuevo presidente de una de las empresas públicas más grandes del Ecuador. “Son simples coincidencias”, dijo el secretario de estado ante el cuestionamiento de Carlos Ochoa.

Lo que pocos saben es que Hidropaute S.A. es la tercera empresa con más activos del Ecuador, solo detrás de Petroecuador y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP). Es la cuarta que más impuesto a la renta causa. Es la quinta empresa que más gana con utilidades de 59 millones de dólares en 2004. Nada de pérdidas como arrojan otras enormes empresas estatales como Andinatel, Pacifictel o Telecsa. O sea, Hidropaute ha sido eficiente pese a pertenecer al sector público tan criticado por los privatizadores.

El removido Presidente Ejecutivo llegó a ese cargo por concurso de méritos y suma treinta años de experiencia. Mientras que el primo del diputado, que se desempeñaba como asesor de la institución y es presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos del Azuay, fue designado directamente por el ministro.

Si alguien creía que en el gobierno del presidente Rafael Correa se iba a acabar el palanqueo; el toma y dame; la compra de conciencias, estaba muy equivocado.

Pero no solo es el diputado naranja el favorecido de la palancocracia. También lo es el otro diputado gobiernista, Fernando Cordero, quien ya va cobrando tres cargos en la burocracia a cambio de su voto: la secretaría del CONAMU y la subsecretaría de SEMPLADES para María Caridad Vázquez y la Corporación Aduanera Ecuatoriana, CAE, para Gerardo Maldonado. Pero este será otro tema para comentarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dice una máxima popular bien conocida, que “a palabras necias, oídos sordos”. Consejo por lo general razonable, pues es tal la cantidad de sandeces que dice y ha dicho el "diputado bachiller", que intentar rebatirlas todas sería un empeño utópico y vano, como pretender quitar un desierto llevándose la arena a cucharadas. Sin embargo, cuando las "bachilleradas" llegan a un medio de gran difusión; como un periódico, una radio, o peor aún una red globalizada como es la Internet, parece razonable preocuparse: entre un público tan numeroso, siempre habrá algún despistado que se las crea.

No es que piense que con este escrito voy a luchar contra eso, pues sé bien que ninguna persona en todos sus cabales se creería las barbaridades que, desde una abismal ignorancia y con hueca bravuconería de orador de bar, sostiene Carlos González Albornoz en sus "denuncias" por lo general infundadas. Pero es que a veces cuesta quedarse callado ante tal sarta de boberías, falacias, simplezas y mentiras encadenadas.

Pero su vacuo discurso, plagado de clichés y generalizaciones, llega a rozar lo bufo cuando se lamenta de lo recontracorruptos que somos los ecuatorianos (incluido él, digo yo) cuando hace sus "denuncias". Sin duda el señor González sabrá (si es que acaso lo sabe), que las denuncias verdaderas son resultado de la actividad investigadora; pero posiblemente piense que investigar, como en las películas, consiste fundamentalmente en mezclar líquidos burbujeantes hasta que se produzca casualmente algún efecto milagroso -el que todos los ecuatorianos dejemos de ser corruptos-, tal vez debería tomar contacto con la realidad y darse cuenta de que investigar y denunciar aquellos actos que rayan con la inmoralidad, implica actividades como documentarse (cosa que, como ya sabemos, debe de ser desconocida para el señor González), llevar a cabo estudios y desarrollos cuyos datos y resultados se suelen exponer claramente, y no con fotocopias por demás obscuras -o será que le falta tinta al tóner de la fotocopiadora-, y un largo etcétera al que nos tiene acostumbrados Carlos González.

Gran forma de hacer denuncias, que como tunning llevan una piola -que digo piola, collar debe ser- para poder presionar a las autoridades de turno y conseguir funciones administrativas de alto nivel para sus familiares, que fresco como una LECHUGA, Esteban Albornoz –primo hermano del bachiller en mención-, declara desconocer que haya injerencia política. Señores creen ustedes que el ladrón cuando lo capturen, declare que fue él quien realizo el robo, pues no!!. Pero en fin este país de ABSURDILANDIA, mientras no nos propongamos todos realizar el cambio que se necesita, se seguirá premiando a unas mafias formadas por quienes, en lugar de adaptarse a los tiempos, lloran por lo que supuestamente han perdido y pretenden vivir del trabajo de los demás.

¿Y ésta es su forma de combatir la cara dura que atribuye a los ecuatorianos, señor González?. Que alguien me diga qué hay que hacer con aquellos personajes que se dan golpes de pecho delante del público, pero a escondidas consiguen puestos con semejantes latisueldos para sus familiares. Si es de perseguirlos como perros a su presa, para capturarlos, yo también me apunto.

P.D.: «Las leyes sólo son observadas con el consentimiento de los individuos afectados, y un cambio moral sigue dependiendo del individuo y no de la aprobación de ninguna ley». Eleanor Roosevelt.