miércoles, agosto 15, 2007

Y pese a todo, sobrevivimos

Con el alboroto global de los juguetes chinos pintados con plomo, hemos visto un exagerado despliegue mediático que presagia el apocalipsis para el niño que tenga uno de estos artefactos.

Es curioso como todos los medios abren estos días sus noticieros con las repercusiones, las aclaraciones y los médicos especialistas que alarman sobre los daños a la salud que ocasionaría si un niño se acerca a estos juguetes.

Es cierto, y está bien, que ahora vivimos en otros tiempos, en los que hay más cuidado por la seguridad y la protección a los sectores más vulnerables. Pero, al amplificar los potenciales peligros que representan estos juguetes en casi todos los medios, ¿no estaremos asustando a nuestras audiencias? ¿o eso es lo que se quiere?

¿Acaso no es mucho más peligroso y destructivo para toda la población el desquiciado consumo de bebidas alcohólicas o el menosprecio, como conducta rutinaria, de las leyes de tránsito que provocan cientos de víctimas en calles y carreteras del país?

Volviendo al tema del plomo en la pintura de los juguetes, recuerdo un correo electrónico que recibí hace un par de años que, a lo mejor, algunos lo habrán leído. Habla de nuestra niñez setentera y de cómo, en ese mundo salvaje, pudimos sobrevivir.

  1. De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire, ni frenos ABS.
  2. Ir en el balde de una camioneta, era un paseo especial y todavía lo recordamos.
  3. Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base de plomo.
  4. No había tapas con seguro contra niños en las botellas de medicina.
  5. Cuando andábamos en bicicleta no usábamos casco, rodilleras o coderas. Si no tenía frenos, no había problema: lo hacíamos con los zapatos de lona que, por supuesto, se terminaban más rápido.
  6. Tomábamos agua de grifo, de la manguera del jardín o donde la encontráramos, siempre y cuando nos quitara la sed, y no de una botella de agua purificada.
  7. Gastábamos horas y horas construyendo unos carritos de cajas o tubos, y los que tenían la fortuna de tener un amigo con bici, se las ingeniaban para remolcarnos y en la esquina se acordaban que no tenían frenos.
  8. Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer. Caminábamos solos por las calles, sin ninguna preocupación.
  9. La escuela duraba hasta el medio día. Regresábamos a pie o en bicicleta y llegábamos a casa a comer después de saborear helados de palo o guineos helados, a la salida de la escuela.
  10. No teníamos celular. Así que nadie podía ubicarnos.
  11. Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por éstos accidentes.
  12. Comíamos pan con nata, fritada con mote y papas fritas en manteca animal; los dulces de corpus, los caramelos de leche, las delicias, los manichos, y las melcochas. Tomábamos bebidas con azúcar. Pero nunca teníamos exceso de peso porque siempre estábamos afuera jugando y corriendo.
  13. Compartíamos una cola entre cuatro (cuando la podíamos comprar y era la botella de vidrio “familiar” de casi 1 litro), tomando del mismo envase y nadie se moría por eso.
  14. No teníamos Wii, Playstation, Nintendo 64, X Box, 99 canales de tv por cable, dvd, cine en casa, sonido surround, celulares, computadoras, chat-rooms en Internet.
  15. Nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, tocábamos el timbre o sencillamente entrábamos sin tocar. Salíamos a jugar afuera y sin guardias privados.
  16. Jugábamos con trompos, bolitas, “cauitos”. Le dábamos al futbolín y a las cometas. A la hora del fútbol, no todos llegaban a ser elegidos para jugar y no había desencanto llevado a trauma.
  17. Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y si perdían un año simplemente lo repetían. No había terceras ni cuartas oportunidades como ahora. Nadie iba al psicólogo o al psico-pedagogo.
  18. No había Defensor del Pueblo, INNFA, Acción Social, Comisaría de la Mujer y el Niño, Niño Esperanza o alguien que se preocupe de nuestros derechos.

Pese a tanto peligro, sobrevivimos y hoy recordamos que en aquella época hicimos muchos amigos y fuimos muy felices.

4 comentarios:

Xavier C. B. dijo...

Tiempos aquellos q no...volverán.
Nos castigaban por llegar tarde del parque y ahora apenas podemos levantar la voz a nuestros hijos.
Saludos-

Anónimo dijo...

Ahhh!!!! que tiempos aquellos Dr. Piedra para todos aquellos que ya cruzamos las 4 décadas, y no nos complicabamos tanto la vida como hoy.

JP dijo...

Se dice que es una campana bien organizada para desprestigiar a China, y parece que esta dando sus resultados: las fabricas donde se hacen los juguetes han tenido muchos problemas...hasta un gerente de una de ellas se suicido. Es importante cuidar la salud y ni se diga del grupo mas vulnerable de la sociedad como son los ninos. Sin embargo la sociedda actual tiende a sobre proteger, mal educar, darles un falso sentido de seguridad. Por ahi se dice que siempre los tiempos pasados ueron mejores...pero esta en nosotros hacer que los "futuros" sean aun mucho mejor.

Anónimo dijo...

La culpa no es el tiempo, si no de nosotros mismos que no recordamos como nos criamos, que con nuestros triunfos y fracasos aprendimos a sobrellevar la vida y valorar las amistades por lo que eran y no por lo que tenian, y si nos daba una gripe no pasaba de ser una gripe que con una buena limonada nos sentiamos mejor y a seguir viviendo la vida, ahora en este tiempo no queremos que nuestros hijos aprendan a fracasar, sabiendo que eso les forma el caracter, queremos darles viviendo la vida, con respecto a la educacaion los seguimos viendo como bebes que todo lo que hacen nos causa gracias y creceran y todo lo que hagan nos seguira causando gracias sin darse cuenta que ya es tarde cuando uno lo a malcriado y son adolencentes que todo lo quieren facil y con respecto a la salud los sobreprotejemos que cada vez son mas debiles por eso hay tanto caso de asma hoy en dia, Son tos hijos pero no eres dueño de sus vidas.