¿Votar por Sociedad Patriótica, el PRIAN, los Socialcristianos, el PRE, ID o los mismos partidos de siempre? No. ¿Sufragar por sinvergüenzas vividores de la polìtica o debutantes audaces e incompetentes? Tampoco. ¿Votar por la vieja guardia de la extrema izquierda oxidada? Peor. Las alternativas confluían hacia ciudadanos preparados -como Edgar Rodas o Xavier Abad- que terminaron ahogándose en medio de un mar de neófitos movimientos -frívolos e indiferentes-; o, la lista oficial, la anfitriona de Montecristi.
En Azuay, como en el país, ganó con abundancia Rafael Correa. Podia haber puesto en la lista 35 a cinco candidatos inéditos que el resultado hubiese sido el mismo. Igual pasó con Sociedad Patriótica, el partido populista del momento. Aparte del padre Fernando Vega, los demás asambleístas electos son debutantes en la política, a diferencia de los que hace diez años fueron a la Asamblea: Claudio Malo, Nicanor Merchán, Gustavo Vega y Pablo Estrella, hombres de experiencia que supieron exponer sus criterios y puntos de vista.
Los recién electos dan para la duda razonable por dos razones: a) al contar el gobierno con mayoría absoluta, la nueva Constitución vendrá redactada desde Carondelet y no les tocará otra que contestar los celulares y levantar las manos; y, b) su ingenuidad en las buenas y malas artes de la política, puede volverles fáciles de ser convencidos y propicios a caer en errores.
El padre Fernando Vega es una persona centrada, confiable, experta en temas sociales. Rosana Alvarado es abogada y comunicadora. Fue nuestra alumna valiosa en la UDA. Inteligente, emprendedora y joven. El economista Jaime Abril es una persona amable e irreprochable. La doctora Beatriz Tola se ha destacado en el campo de la defensa de género y de los sectores sociales. Es preparada e ideologicamente es la más izquierdista de los cinco asambleístas azuayos.
Del doctor Rory Regalado -nombre más raro- poco conocemos, más allá de su currículum académico y por sus declaraciones públicas como candidato. Su estigma y, al mismo tiempo, su ganancia vienen de su jefe político: Lucio Gutiérrez.
En la listas nacionales asoma Fernando Cordero Cueva, saltarín de la política que hoy usa la pintoresca camisa del presidente Correa y sale de campaña de brazo con Rosana Queirolo. Es admirable su capacidad para ubicarse entre los polìticos de moda. Del Ehlers del 96 al Correa del 2007, pasando por sus pasados estudiantiles por el MIU (MPD) y los pactos con la "partidocracia" en su alcaldía -ID, DP, PSC, PRE, PK-, hoy marca distancias y se autoproclama ciudadano transparente.
No tuvo vergüenza para abandonar la diputación, ni bien la asumió y por la que tanto gastó y pidiò el voto. Hoy convertido en comensal de palacio y con la única aspiración de volver a la alcaldía de Cuenca, muchos creen -me incluyo- que será uno de los propulsores de la no-reelección de alcaldes y prefectos en Montecristi, con lo cual se quitará del camino y de un plumazo al actual burgomaestre Marcelo Cabrera.
Así las cosas, toda acción vale para volver a sentarse en el mullido sillón de la calles Borrero y Bolívar, hasta aquella de convertirse en besamanos de quien antes criticaba.
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1 comentario:
Me impresiona que la gente (según su encuesta) considere que "ninguno" de los asambleistas será títere del presidente...
Basta solo con escuchar las declaraciones que ha hecho Correa en televisión sobre "vamos a hacer esto...", "disolveremos este otro..." ...
Incluso hubo rumores de que la Presidencia de la Asamblea recaería en manos de María Paula Romo, pues Alberto Acosta tenía "sus propias propuestas"; y tal actitud no es aceptable para Correa, pues se aleja de la sumisión que debe tener todo 'orgulloso' miembro de AP, 35, hacia su líder.
Regresa el caudillismo y las mismas prácticas de la "vieja partidocracia".
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