sábado, marzo 10, 2007

Cuencanos eclipsados en Bogotá (parte 1)

Es sábado 10 de marzo. Nos sentamos a escribir esta nota, bajo el calor del hogar y al regreso de la peregrinación a Bogotá, en donde más de cien cuencanos abordamos la nave psicodélica de Roger Waters rumbo al lado oscuro de la luna. La siguiente es la historia:

Us And Them

Compartir un viaje en grupo es altamente entretenido. Así resulta al menos durante la ida. Sesenta de los setenta pasajeros del retrasado vuelo de Aerogal del jueves 8 por la tarde a Quito íbamos a ver en vivo a Waters. Saludos y la misma pregunta “¿Vos también vas al concierto?”. Los grupos de amigos o parientes entrecruzaron comentarios de lo que se va a presentar al día siguiente. Las rosas, con las que la azafata recibió a las mujeres por celebrar su día, sobraron ante la exigua presencia femenina. Ya en Quito nos encontramos con más cuencanos que iban en Avianca al país vecino. Además habían otros que viajaban el mismo día del evento. Después del demorado paso por migración, esperaba el vuelo de una hora diez minutos que nos depositaría en la capital colombiana.

The Great Gig In The Sky

Ni bien se apagaron los avisos de abrocharse los cinturones, varios de los viajeros sacaron a flote una de las características que definen al morlaco: su afición al alcohol, que empezó a fluir por el pasillo del tubo volador a 30.000 pies de altura. Cuky Ordóñez, empresario turístico, invitaba whisky solo al grupo a su cargo. Así les había prometido cuando les vendió los viajes.

Una de las presencias más notorias, sobre todo por el alto volumen de su voz fue la de los hermanos Correa López: Pablo, Pepe y Boanerges que se encargaron de canalizar la comunicación. Más adelante, iba un trío de entrados en canas y fogueados en lides rockeras, Tilico Carrasco, Carlos Salazar y Gardo Flándoli. Y más allá, Manuel Vega y familia. Atrás se ubicaban los más relajosos y ocurridos. De pronto, cundió el pánico entre los cuencanos: alguien leyó en diario El Tiempo de Colombia que se había decretado la ley seca hasta el domingo por la llegada de George Bush a Colombia. La necesidad, madre de la imaginación, provocó la idea de proveerse de trago a través del duty free del avión y hasta otro pasajero que dijo “siendo así, mejor nos regresamos”.

Llegados al aeropuerto internacional El Dorado, pasados los filtros, aliviados y aclarados por los guías turísticos de que no hay ley seca, los cuencanos fueron repartidos en varios hoteles y, muchos de ellos, aprovecharon para perderse por los inumerables recovecos que ofrece la vida nocturna bogotana. El siguiente día esperaba con el supremo motivo de su visita: Roger Waters en el enorme parque Simón Bolívar, presentando The Dark Side Of The Moon.

(continuará)

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